Desde que empecé a estudiar trabajo social en 1986 comencé a diferenciar la atención asistencialista de la atención fundamentada en los derechos de la ciudadanía. Desde entonces se produjo en España una década de importante crecimiento para el Sistema Público de Servicios Sociales, se consiguieron muchos avances, pero aún así, seguíamos a la cola del resto de los sistemas de protección. Caminábamos hacia el reconocimiento de los Derechos Subjetivos y hacia la elaboración de catálogos y carteras de servicios sociales, enfatizando en la dignidad y en la autonomía.
Los sistemas de pensiones, sanidad y educación habían conseguido la universalización, sin embargo los servicios sociales aún la seguían teniendo como horizonte de esperanza cuando llegó la crisis… y con la crisis paradójicamente llego también la involución de los servicios sociales. A más necesidad social se produjeron más recortes sociales y lo poco que se hizo fue ineficaz.
Si buscamos en un diccionario de trabajo social los conceptos de Caridad y Solidaridad, ya podemos apreciar la diferencia entre caridad y solidaridad:
Caridad: auxilio a los necesitados con donativos, forma residual de la acción social, ayuda de carácter voluntaria y no exhaustiva.
Puede tener un carácter religioso (salvación del alma)
Hay un nivel por encima del otro
No se va a las causas
Solidaridad: adhesión a la causa o empresa de otros, puede ser una causa común y se comparten las consecuencias positivas o negativas que se puedan generar
Las personas se ponen al mismo nivel
Se puede ir a las causas
Yo defiendo el concepto de DERECHOS SOCIALES que son los que facultan a la ciudadanía a desarrollarse en autonomía, libertad e igualdad, así como aquellos que permiten unas condiciones económicas, sociales y de acceso a bienes y servicios necesarios para una vida digna.
Hablo de vergüenza que pueden sentir las personas de encontrarse en situación de dificultad social y tener que recurrir a solicitar ayuda, pero sobre todo hablo de la vergüenza que deben sentir nuestros gobernantes de tener más de un 27% de niños y niñas en situación de pobreza y exclusión social y que, sustancialmente, sólo se les ocurra paliarlo de manera estigmatizante.
Os dejo algunas reflexiones sobre el impacto de la crisis en la infancia y también sobre la falta de eficacia de las medidas que se han tomado hasta el momento, si quieres leerlo PINCHA AQUÍ
